Tabú III

Los dedos de A. se introducen en su cabello rojizo, busca su cuello. Lo acaricia. Con dulzura, con ternura y ella queda como hipnotizada.
Aparta su cabello delicadamente y besa su cuello. Ella esboza una sonrisa, le gusta el cosquilleo de su barba de días sobre su piel. Poco a poco A. va bajando. Besa su clavícula.
-Sígueme - le susurra ella al oído.
Comienza a desabrochar los botones de la camisa de A. introduce sus manos y las lleva hasta su espalda. recorre sus costillas, su columna. A. no se lo esperaba, pero le encanta. Está sobre ella, pero en la posición perfecta para que ella se incorpore. Lo besa apasionadamente. Solo existen ellos. Ellos y el vinilo que sigue poniendo viejas canciones de los 80's como único testigo de aquel encuentro.
Sus respiraciones comienzan a acortarse y el ritmo cardíaco se acelera. Las pupilas de ella están dilatadas, las de A. también.
Vuelve a besarle el cuello, ella ya no se reprime. Desnuda su torso por completo, ya no hay camisas ni botones. A. hace los mismo con la de ella. "Qué lencería más bonita" piensa. Pero aunque su mente está examinando todo lo que ocurre detenidamente, su alma está entregada en el acto.
Comienza a desabrochar su cinturón y a bajar la cremallera de los vaqueros azules que hoy se había puesto. A. sonríe.
-Estás yendo muy rápido, disfrutemos más del momento.
Ella asiente, tiene razón, qué idiota. Pasan minutos de besos, caricias, roces, cosquillas, mordiscos. Ambos están preparados, pero sin embargo lo alargan. Quizás no vuelvan a tener la oportunidad de estar ambos solos en un lugar cómodo como aquel.
En este momento A. se da cuenta de que esta vez no es como ninguna otra. Al fin y al cabo ahora hay sentimientos y la experiencia es como nueva. Sus gemidos, sus susurros al oído mientras el encuentro empieza a cambiar de tono, no son de mero disfrute y plenitud sensorial. Hay ternura en ellos, hay amor, hay placer y entrega. A. también disfruta con ella. Cada día está más seguro de que la ama.
Deciden que el viejo sofá se les queda pequeño y van a la cama de ella. Allí A. se sienta y ella hace lo propio sobre él. Entonces, y solo entonces, terminan de desnudar sus cuerpos. "Qué bella es. Su espalda, sus hombros, su vientre, sus curvas. Es preciosa" piensa A. mientras sus ojos impacientes recorren cada micra de su piel y de sus rasgos.
Se tumba, de espaldas. Ella sobre de él. A. no pone ninguna objeción, realmente le gusta que ella lleve la iniciativa. Además desde aquella perspectiva se ve incluso más bonita.
Se entregan al amor, desde el más salvaje y apasionado, hasta el mas delicado. Se sienten el uno del otro, disfrutan de ese contacto sexual. Se dan placer mutuamente. Se aman. "Nunca había disfrutado de esta manera con una mujer. ¿Será porque es la primera vez que estoy enamorado de verdad?" Mientras A. piensa esto ella se hace un ovillo. A. la abraza y le da un beso casi imperceptible en el cachete. "Sí, la amo de verdad, estoy seguro". Justo en ese momento comienza a sonar una de sus canciones. El viejo tocadiscos del salón los acompaña con su música como satisfecho con el amor entre ambos.
-¿Sabes? Me encantas A.

De A. para ti.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comenta aquí