Escrito en el aire

Supe qué era el miedo en el momento en que te miré a los ojos. 
Te desnudé sin permiso, pero sin quitarte la ropa. 
Me sentí enano. 
Saqueé todo lo que pude y no dejé ni una huella, nada que me delatase. 
Huí. Huí lejos de ti, pero, la vida es puta y el hado quiso que me encontrases. 
Estúpido yo, me creía invencible. 
Pensé que era inmortal. 
Tú para mí como la kryptonita para Superman y, en dos segundos, yací inerte en el frío.

Vacuo, sin llama, gélido. 
Anhelé cada una de aquellas noches bajo tu fuego, cada susurro y cada puto verso que me escribiste y recitaste. 
Sentí que todo aquello se iba, me dejaba poco a poco y ya no lo conseguía alcanzar. 
Joder, tus besos, como echaba en falta tus malditos labios. 
Una vez más: idiota. 
Sin remordimientos. 
Sin un maldito recuerdo de nada.

Choque de planetas al igual que las copas durante un brindis y, al cabo de unas horas, cada uno en su casa.
Tan solo un protocolo del universo. 
Una conspiración quizás trazada por algún loco en un recorte de revista antigua. 
Muerto, así estaba ahora. 
Cosecha de mis actos.
Atrapado por mi propia sombra.

Yeray B.






Sin destinatario

Es increíble. Tu mundo se detiene de pronto. De buenas a primeras.
Un segundo antes de que sonase el teléfono acababas de entrar por la puerta de casa y quién te diría que al contestar a esa llamada el tiempo dejaría de existir.
A veces pienso en qué pasaría si todos desaparecieran. Si esas luces se apagasen o simplemente se desvanecieran como tinta de calamar en el agua.
"Los valores son como faros" ¡Y un cuerno!
Me he dado cuenta, quizás tarde o quizás no, de que lo que de verdad mueve mi mundo son todas esas personas de ahí fueras. Esas que estuvieron cuando nací, las que me han visto crecer, las que se han ido, las que pueden venir o simplemente aquellas que un día se acercaron a mí mientras leía alguna columna de un periódico viejo en l tranvía.
¿Qué ocurriría si, al igual que la llamada telefónica, esas personas simplemente dejasen de existir? ¿Mi mundo realmente se detendría?
Está claro, seguiría lloviendo, seguirían existiendo las estaciones, las guerras, ... Pero ¿para mí realmente existirían?
A veces es como si todos estuviésemos hilvanados a ninguna parte. Como si, de repente la más mínima brisa pudiese tirarnos al suelo y hacernos caer en algún agujero sin fondo.

No digo que esta vaya a ser mi última carta, pero, si algún día llegas a leerla, quiero que sepas algo que en el fondo ya sabes. Relee este texto todas las veces que lo necesites e intenta mirar en tu interior.
¿Una pista? Gracias.

Yeray Brito.