¡Grita!

Cuando te miran sonríes porque quieren que te recuerden así, feliz. Pero cuando se dan la vuelta, te dan la espalda y te quedas solo, entonces brotan las lágrimas. A veces estas lágrimas no son como todas. Unas veces se ven, otras lloras por dentro, en otros momentos gritas, en cambio en otros el silencio hace acto de presencia.
No sabes qué hacer porque estás hecho un lío, esperas que el tiempo suavice esta situación, pero esperas y no ocurre nada. Podrías hacer lo que todos, olvidarte de los sentimientos y hacer daño. Pero si algo has defendido siempre es que no eres como todos. Eres único, auténtico. Eres esa persona de la que estás orgullosa.
Algunos lo ven y lo aprecian, otros no. Quizás a esos últimos les falte madurez o simplemente se niegan a verlo. Pero sabes que nunca dejarás de ser quien eres.
Es hora de mirar por los que te quieren, por la gente que no te insulta, que está ahí, que se pone en tu lugar como tú te pones en el de ellos. Por esa gente que ha pasado tempestades contigo, aunque están a kilómetros de distancia.
Es hora de darlo todo por esas personas. Hoy empieza un nuevo comienzo. ¡Grita!


Lágrimas

Cuando no pasa más de un día y no paras de llorar, cuando te parece que todo se te cae encima. Intentas animarte, levantar cabeza. En ese momento que estás luchando por volver a ser tú. Y parece que todo el mundo se percata de ello y te ponen trampas. Te surgen más y más problemas.Ves a otros felices y te molesta. Ves a esa persona que siempre has querido en tus brazos en los de otro.
Te das cuenta de que estás solo, de que la persona que creías más cercana a ti está lejos. Lloras, pero lo ocultas. Al igual que ocultas las ganas de hacer locuras. Ocultas tu rostro, ocultas lo que sientes. Te lo guardas para ti. Y gritas de dolor por dentro.
Entonces es cuando sale tu mejor sonrisa, esa que hace que todos piensen que eres feliz, que todo va bien. Pero tu mirada está vacía. Solo quieres correr y huir. Irte lejos, desaparecer.
Te miran mal, te juzgan sin conocerte, pasas por muchas cosas que nadie parece entender. Llegas a tu casa y tu hermanita, a la que adoras, te pregunta: ¿cómo va todo? Y tu sonríes, pero no respondes, porque si hablas las palabras no saldrán de tus labios.
Te encierras en tu habitación y pones música a todo volumen, así nadie sabrá que lloras o gritas. Te apartas del mundo y ellos solo ven que eres un autista y los dejas de lado. No se preocupan por cómo estás realmente a pesar de ser tus amigos.
Crees que lo mejor sería buscar ayuda, pero tienes miedo de decírselo a tus padres. De que te juzguen y se lo tomen a broma. De que se burlen y rían de ti.
Solo ves una salida, no es la correcta, pero quizás es la única. Pero no la tomas, porque piensas que de momento prefieres esperar a ver si todo va a mejor aunque interiormente sabes que nunca irá a mejor.
Te marcas metas inalcanzables, y sufres por no llegar a ellas.
Estás solo, como siempre temiste estar.