Salta

Había muerto.
Diez minutos antes iba en mi bici, rondaba por un campo de trigo. Una sonrisa dibujada en mi cara, la música a todo volumen. Hacía un día de lluvia. Me encanta la lluvia. Me abrí paso hacia el final del campo, pude divisar un viejo árbol en cuyas ramas los pájaros se refugiaban y cuidaban de sus pequeños huevos. Una mariposa pasó cerca de mí. El viento soplaba con fuerza, jugaba entre mi pelo.
Llegué al árbol pero no me detuve, seguí pedaleando, mi destino estaba ya cerca. A unos escasos metros un acantilado. Dejé la bici y corrí hacia el borde. Recordé una vez más tu cara, tu sonrisa, tus ojos, tu pelo.
El viento intentaba impedir lo que estaba a punto de suceder, pero su fuerza no era suficiente, ya que la mía, mi motivación eras tú. Volví hacia atrás tan solo para coger impulso.1,2,3.....salté.
Un par de segundos más tarde era libre, ahora sí podía ser feliz, ya no tenía preocupaciones.
Había muerto.