Lo que más me gusta de los días como este
es que puedo enredarme entre tus dedos.
No hay preocupaciones y el aire se corta a ritmo de pulmón
cuando explotan todos esos fuegos artificiales incoloros.
Te recortas contra la pared en forma de sombra
y yo alucino y viajo por tu proyección sin airbag.
Accidente inevitable y multa por exceso de ti.
Nos sentimos como bailando con la muerte
y solo entonces nos atrevemos a mirarnos directamente.
Desnudos o no, no importa,
pues la vergüenza se quedó enganchada en algún rincón.
Encendemos cada uno un cigarrillo,
la norma: calada, beso, calada.
Te quedas dormida y yo vigilo,
aunque al final también me vencen y recuesto mi cuerpo contra el tuyo.
Cada domingo planeamos un suicidio
pero, joder, mira que somos malos
siempre sale mal y acabamos los dos
llenos el uno del otro.
Yeray Brito (A.)
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