Cárcel mental

Me levanto y me encuentro tal y como me dejé la noche anterior: lleno de preguntas  y contigo en mi cabeza, pero no en mi cama.
Intento ponerme en pie, pero no lo consigo y me tambaleo descalzo en el suelo hasta que finalmente logro dar unos cuantos pasos. Y, al mirar por la ventana, aún es de noche.
Entonces me siento en la silla frente a la cama y sostengo mi cabeza entre mis manos a la vez que hundo los dedos en mi pelo.
La mente en blanco y la mirada perdida con el recuerdo de tu espalda al salir por la puerta el día anterior clavado en aquel beso que me diste y te llevaste como equipaje.
No me pesan los años, pues soy demasiado joven. Pero sin embargo estoy cansado y solo me apetece hacerme a un lado para no molestar en el camino de nadie. Pasar desapercibido y, al final, desaparecer en una implosión silenciosa.
Así, tras un largo tiempo, mi mente termina de despertar y me encuentro lleno de odio y de rabia hacia mi persona y  solo quiero darme contra algún muro hasta que el dolor calle ese sentimiento de culpa.
Soy inútil e inconsciente de cuándo o por qué. Tan solo sé que avanzas varios metros por delante y que nunca llego a alcanzarte del todo.
No vale la pena estar así, observando las extrañas curvas del minutero del reloj avanzando conforme el tiempo navega y se aleja. Pero no puedo evitarlo.
Comienzo la rutina, tediosa y maldita rutina de la que soy prisionero.
No consigo dejar de pensar en todo momento en eso que me preocupa y de lo que soy esclavo a pesar de la multitud de palabras que me llegan y de las sensaciones que percibo a través de los sentidos. Porque el frío me muerde pero no lo noto, porque mi alma grita pero no la escucho. Porque a veces la mente lo acapara absolutamente todo y no queda hueco para el resto del mundo. Es cárcel y amiga traicionera.

Yeray Brito (A.)


2 comentarios:

  1. Tu blog es increíble.
    Eso de que la cantidad no habla de calidad, y de cómo bloggers con miles de suscriptores no suben más que lo que quieren leer... lo tuyo es bueno.
    Creo que no puedo seguir con lo que estaba haciendo antes. Y mejor.
    Vengo para quedarme,
    un abrazo.

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    1. Sinceramente viniendo de alguien que escribe como lo haces tú esto me parece uno de los mayores halagos que me han hecho nunca hacia lo que escribo.
      Aún me falta mucho camino, pero estoy completamente dispuesto a seguir adelante. Porque aunque no escriba con constancia cuando lo hago procuro que sea con gusto. Aceptaré las críticas (buenas y malas) y continuaré haciendo esto, que es lo que me gusta: escribir.
      Gracias de nuevo y, por si alguien lee esto (que lo dudo la verdad) dejo tu blog por aquí, pues es uno de mis favoritos:

      http://besosdeastronauta.blogspot.com.es/

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